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Solo piano, una conversación con Fito Páez

Solo piano, una conversación con Fito Páez

Pisciano de naturaleza, Rodolfo Páez, de origen rosarino y del ’63, es, sin duda, uno de los compositores y músicos más transcendentales de Latinoamérica. Con una discografía extensa y un repertorio que ha sabido llegar a los hogares más recónditos, el cantautor argentino visita nuevamente nuestro país. Bajo esta premisa y esperando su concierto en Guayaquil y la capital el jueves 09 y sábado 11 de noviembre, respectivamente, Fito respondió un par de preguntas que esclarecen las aristas que rodean a este personaje.

Desde muy temprana edad, la música despertó en Rodolfito, como lo llamaban en casa, un interés especial. Su padre escuchaba constantemente a Duke Ellington, a Frank Sinatra y a Astor Piazzolla. Aficionado, ya a los trece años formó su primer grupo llamado Staff; con quince actuaba como solista en varios clubes locales y, más tarde, Páez se integra en la banda de Juan Carlos Baglietto, músico protagonista de un fenómeno que en muy poco tiempo llegó a Buenos Aires.

Durante un concierto, Charly García se fijó en él y le invitó a formar parte de la que entonces era su banda para suplir a Andrés Calamaro, que se había integrado en otra formación llamada Los abuelos de la nada. Fito Páez con apenas diecinueve años, obviamente no rechazó la oportunidad.

 

¿Cómo fue ser un artista joven en épocas de dictadura?

¿Cómo sobrevivimos decís? Mirá hay una frase genial que dice: “Si grita pidiendo verdad en lugar de auxilio, si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer, si se pone de pie para señalar algo que está mal pero no pide sangre para redimirlo, entonces es rock and roll”. Lo dijo Pete Townshend, lo citó Charly García en ‘Yendo de la cama al living’, podrían suscribirlo miles de personas.

 

Muchos de los grandes músicos argentinos han tenido una estrecha relación con nuestro país, de la cual nacen incontables historias. Una de las más recordadas data del año 2002 después de un show en Quito, en el cual se presentaron Cerati, Charly García y tú. ¿Recuerdas algo de este show?

Son esas noches que no te olvidas nunca, claro que lo recuerdo con mucha emoción y una gran alegría.

 

¿Qué le dirías a los jóvenes músicos que temen no lograr lo que tú has logrado?

No me gustan los consejos, ¿sabés? Pero si les diría algo es que salgan a tocar, esa es la única verdad, que estudien el piano, o la guitarra, o el instrumento que elijan y se metan con la música hasta el fondo, que es un viaje alucinante y maravilloso.

Data el año 1987 y consigo la consagración de Páez. Con “Ciudad de pobres corazones”, álbum dedicado a la memoria de su tía y de su abuela, asesinadas en su Rosario natal, el músico compuso el disco más rabioso e impotente de su extensa carrera. Con arreglos sombríos y nocturnos, el cantante recorre una ciudad lúgubre en medio de la ira que le produce la tragedia. La crítica lo denominó como uno de los mejores del año en Argentina.

 

Este año se cumple el aniversario #30 de “Ciudad De Pobres Corazones”, un disco ciertamente visceral, ¿continúas sintiendo lo mismo al tocar las canciones que lo conforman?

En todos los conciertos revisamos canciones de distintos discos y tiempos, es algo que me gusta hacer, no tengo ningún problema en ese sentido con los discos que grabé ni con las músicas, no reniego de lo que hice, al contrario. Me aburren un poco los que no quieren mostrar las obras que hicieron en la juventud, ¿sabés?

 

¿Cómo es el proceso de composición de Fito Páez? ¿Tienes alguna especie de ritual que te ayude?

Es siempre el mismo flaco en un cuarto sentado en el piano, ahí se cocina todo, eso es algo cotidiano para mí, hacer canciones es parte del día a día, para mí no existe esto de “bueno, ahora me voy a poner a hacer un disco”. Yo estoy todo el tiempo tocando, ensayando o de gira y llega un momento en que te das cuenta y ya tenés un disco, un libro o una película. Luego, una música o un texto para una letra te puede aparecer en tu casa, en una prueba de sonido, en un avión o en un hotel en plena gira; en cualquier momento puede suceder, no hay fórmulas mágicas.

Páez visitó por última vez el país en octubre de 2015, con un concierto de formato similar en el Teatro Sánchez Aguilar de Guayaquil; en Quito se presentó en mayo de 2014. Ahora, bajo el manto de Espectar – O.R. Producciones, la “Gira Solo Piano 2017” tendrá lugar en el Teatro Centro de Arte en la ciudad de Guayaquil y en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en Quito, los días 9 y 11 de noviembre del presente año, respectivamente.

 

¿Por qué elegiste el formato “Solo Piano” para girar desde hace ya algunos años?

Los conciertos Solo Piano ya tienen varios años, uno de ellos fue en Madrid y de esa noche salió un disco muy hermoso “No sé si es Baires o Madrid”. Lo hice en todas las ciudades que pude, durante los últimos 10 años creo; es algo que disfruto mucho y me divierte hacerlo. La conexión con la gente es especial, hay silencios maravillosos y conmovedores y hay euforia y locura también. Se generan climas muy hermosos.

 

¿Crees que en algún momento regreses a Ecuador con “todos los juguetes”, como decimos acá, en otras palabras, con tu banda de apoyo?

Por supuesto que sí, los conciertos con la banda son muy potentes, los muchachos que me acompañan son músicos maravillosos, ojalá podamos ir el año próximo con el disco nuevo. El 2018 se divisa prometedor.

 

Emitimos un agradecimiento especial a Juan José Avilés por su contribución a esta entrevista

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